Algo que me impresionó al visitar Barcelona fue la monumental Iglesia de la Sagrada Familia. Es una construcción que se concibió en 1874 y que aún continúa en obra. Este templo ha pasado en manos de 5 generaciones de artistas, arquitectos e ingenieros que lo han intervenido y se espera que quede terminado antes del año 2030.

En sus orígenes, Josep Maria Bocabella i Verdaguer funda la asociación Espiritual de Devotos de San José, la cual en 1874 promueve la construcción de un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia. En 1881, se compra la parcela de terreno para construir el templo con los donativos que hacen los fieles. La piedra fundamental se coloca en 1882 y se contrata a Francisco de Paula del Villar y Lozano quien empieza construyendo la cripta según un Diseño Neogótico. Pero al poco tiempo abandona el proyecto.

En 1883 Antoni Gaudí se hace cargo del proyecto, termina la cripta en 1889 y continúa con la obra. Gracias a un importante donativo anónimo el arquitecto se plantea hacer una obra nueva y más grande. Propone hacer una iglesia con una planta en forma de cruz latina y torres muy altas. Además se piensa recrear la basílica con una importante carga simbólica, tanto de forma arquitectónica como escultórica, tratando de ser una explicación de las enseñanzas de los Evangelios y de la Iglesia.

 

Esta obra atraviesa toda su vida. Desde 1914 Gaudí se dedica exclusivamente a construir el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, y en los últimos meses de su vida reside al lado del obrador (un espacio situado junto al ábside dedicado a taller de maquetas a escala, realización de dibujos y diseños, estudio de esculturas etc.)

Llega a realizar en 1925 el primer campanario de la fachada del nacimiento, esto es lo último que llega a ver construido ya que muere el 10 de Junio de 1926. Durante todo el proyecto Gaudí cuenta con la colaboración de numerosos arquitectos, escultores, dibujantes y modelistas que lo asisten. Luego de su muerte, uno de sus discípulos Domènec Sugrañes asume la dirección de las obras. En 1930 se terminan los campanarios de la fachada del nacimiento y en 1933 se termina el portal de la Fe y el Ciprés central.

Cuando estalla la Guerra Civil Española en 1936, los militares intervienen la Iglesia y destruyen el obrador. Con estos actos se pierden muchos planos, dibujos, fotografías y maquetas. Después de la Guerra Civil, en 1939 el arquitecto Francesc de Paula Quintana i Vidal, colaborador de Gaudí desde 1919, restaura la cripta incendiada y recompone muchas de las maquetas dañadas, que sirven como modelos para continuar la construcción según la idea original. Después se suceden muchos directores hasta llegar a  Jordi Faulí i Oller, que ocupa el cargo actualmente, desde 2012. La obra faraónica hoy está terminada en un 70% y lleva más de 130 años de construcción casi ininterrumpida.

 

El edificio se esfuerza por representar todo el cielo y la tierra en un solo lugar. Cientos de santos, escenas bíblicas, símbolos, inscripciones, animales y plantas de todo tipo. El monumento de piedra emula la naturaleza con su gusto por la línea curva y sus estructuras que emulan los árboles, que se funden y gotean recreando un paraíso lleno de detalles.

 

LA DISCUSIÓN SOBRE LA OBRA DE ARTE

La basílica abre una discusión muy interesante sobre las obras completas o incompletas, de un autor o de varios autores. Según los sucesores de Gaudí, la obra es lo más parecida a lo que imaginó el arquitecto. Jordi Bonet, arquitecto de la obra desde 1985, afirma que los deseos de Gaudí eran muy claros: continuar la construcción de la basílica y dice: «Esto se está llevando a cabo con la máxima fidelidad a sus ideas, siempre hablaba de sus sucesores, dándoles la necesaria licencia interpretativa: las naves, los tejados, las columnas, las bóvedas del techo son exactamente como él los modeló y siguen las líneas geométricas y estructurales que Gaudí estableció, lo que nos permitió construir exactamente como él puso el proyecto a cabo”. https://www.theguardian.com/artanddesign/2011/apr/24/gaudi-sagrada-familia-rowan-moore

Pero para otros arquitectos y especialistas, la obra no tiene nada que ver con lo que éste habría imaginado. En primer instancia porque no se conservan los planos del proyecto. Además los colaboradores han tenido que avanzar tratando de interpretar lo que se hubiera deseado originalmente.

 

La iglesia está en sus etapas finales, pero muchos discuten si le habría gustado el resultado final a Gaudí, o si de verdad la obra refleja la visión original del gran arquitecto español.

Es dudoso afirmar que la basílica sea la que pensó Gaudí. En el mejor de los casos sería una interpretación o una versión a tamaño real del modelo.

Hay otras cuestiones como la construcción de un estilo antiguo que no pertenece a este siglo. “En la Sagrada Família se hace un despilfarro de errores y de cambios estilísticos que es una barbaridad en una muestra de innovación tan importante como es la arquitectura de Gaudí, en general tan bien representada en otros monumentos.” dice Oriol Bohigas Arquitecto Barcelonés. https://www.clarin.com/arq/urbano/arquitecto-transformo-barcelona-sagrada-familia-verguenza-mundial_0_ByMMdOiDb.html

El tiempo y el dinero son las principales limitaciones en los proyectos de construcción. Pero en este, no tuvieron influencia alguna. Nadie sabe cuando se terminará ni cuanto se ha gastado. Gaudí decía que su cliente (refiriéndose a Dios) no estaba apurado. Lo que más le importaba era concebir la visión más perfecta y verdadera de la iglesia según sus ambiciones religiosas. Para el arquitecto, si esto se lograba bien, los fondos seguirían llegando de alguna manera. Era muy devoto de la religión cristiana. Hasta estuvo 40 días sin comer en tiempos de cuaresma para emular a jesucristo.

La polémica que se desata se puede leer también desde lo kitsch y lo banal. Este templo se ha convertido en atracción de feria, en espectáculo. Desplaza la función de la basílica como lugar de oración. Es un circo que atrae turistas y dinero. Su función se discute entre un templo religioso o una construcción extravagante a la que se accede por 12 euros.

Para Salvador Dalí es una iglesia impresionante por su escala, complejidad y perpetuidad. Pero también algo increíble, único, feo y repulsivo, aunque todo esto es parte del punto.

Para muchos ya no es una obra de Gaudí. No se puede decir que este proyecto sea una arquitectura orgánica, viva y sensible como la pensó el autor. Luego de su muerte sus ideas se plasmaron de forma fija y sin vida. La integración de la estructura y el ornamento que planteó este artista no pudieron ser replicados. No es posible volver románticamente atrás.

Para finalizar podemos pensar en la cantidad de dinero gastado, la cantidad de profesionales que han pasado, la carga simbólica, miles de discusiones y la presión política y social que viene cargando desde hace tantos años. Es impresionante cómo un artista muy reconocido puede despertar tantas emociones y discusiones sobre tantas personas con una obra increíble y tan polémica.