En Agosto pasado tuve la oportunidad de viajar a Barcelona. En este viaje visité el barrio gótico, donde se encuentra el Museo Picasso. Abrió sus puertas en 1963 y su colección está integrada por más de 4.300 obras. Es la más completa sobre los períodos de formación y la juventud de Picasso.

En este museo pude ver la excelente formación académica del artista. Picasso absorbió las corrientes vanguardistas de fines del siglo XIX en Barcelona y la estética Parisina en sus viajes a la capital francesa.

De todos sus trabajos se destacan las 57 obras en las que interpreta a las Meninas de Velázquez. Me parece una muy buena idea analizar estas obras como ejemplos de comparación entre dos artistas del mismo país pero con tantos años de separación.


LAS MENINAS DE VELAZQUEZ

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660) fué un pintor del Barroco Español, considerado uno de los mejores de españa y uno de los maestros de la pintura universal. A los 24 años fue nombrado pintor de la Corte de Felipe IV. Su presencia en la corte del Rey le permitió estudiar la colección real de pinturas. En sus dos viajes a Italia conoció y analizó las pinturas de los artistas clásicos como los de su tiempo. Su estilo fue de gran luminosidad con pinceladas sueltas y rápidas.

El cuadro de las meninas es una escena interior en los salones del Palacio en donde “las meninas” irrumpen en el estudio de Velázquez quien está pensativo y observando los modelos a pintar. Observando los gestos, actitudes y posiciones de los personajes pareciera una escena muy activa, cada personaje está en lo suyo y pareciera que está sucediendo algo fuera del cuadro. Quien observa el cuadro podría ser el modelo a pintar ya que Velázquez lo mira fijamente. Sin embargo Felipe IV y Mariana de Austria se reflejan en el espejo del fondo y develan ser las personas retratadas.

El enigma de este cuadro reside en la relación entre la escena del cuadro a la que mira Velázquez y el observador. El pintor de la escena nos mira y esto nos hace suponer que es a nosotros a quien retrata, pero gracias al espejo, el espacio que ocupa el espectador es revelado y se trata de los reyes. Para los únicos que tendría sentido es para Fernando IV y Mariana de Austria quienes al verlo serían los que realmente se ven reflejados en ese espejo.

Interpretando este cuadro dentro del ilusionismo barroco, Velázquez demuestra que todo es ilusión y nos muestra una escena increíble, tratando de hacer lo más real posible la presencia implícita de los reyes en ese instante interrumpido. Cuando el observador contempla la obra se completa la proyección del espacio imaginario hacia fuera del cuadro.  

LAS MENINAS DE PICASSO

Pablo Ruíz Picasso (1881-1973) nació en Málaga 282 años después que Velázquez. Es considerado también uno de los mejores pintores de la historia y partícipe de muchos movimientos artísticos (las llamadas vanguardias del siglo XX) que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en la cultura occidental.

Durante el verano de 1957, Picasso trabajó en una serie de 58 lienzos en su casa, de los cuales 44 fueron inspirados directamente por las Meninas de Velázquez.

Picasso comienza pintando un cuadro de gran dimensión, en tonos grises. En esta obra el autor abre las ventanas a la derecha del cuadro porque le importaba mucho la entrada de luz. Agiganta la figura de Velázquez y elimina todos los matices de color.

Además de las 44 interpretaciones del cuadro entero, el artista realizó 9 pichones, 3 paisajes y 2 interpretaciones libres de la obra.

Por suerte tenemos el argumento de la forma de realizar la interpretación. En el  libro de Jaime Sabartés “L’Atelier de Picasso” (1957)  «Si alguien se pusiera a copiar Las Meninas con total buena fe, supongamos que al llegar a cierto punto, y si quien copiara fuera yo, me diría: ¿Y si pusiera a éste un poco más a la derecha o a la izquierda? E intentaría hacerlo a mi manera, olvidando a Velázquez».

Picasso pinta todos los cuadros en horizontal reinterpretando el espacio, sus dimensiones e introduciendo distintos elementos nuevos, aunque todos los elementos del artista original están presentes interpretando los mismos papeles en similares posiciones.

El retrato de Velázquez tiene mucha importancia, de mayor altura destacando en su pecho la cruz de la Orden de Santiago. La infanta Margarita también es uno de los personajes centrales de estudio. Picasso realiza 14 obras de la misma empezando con tonos grises e incorporando de a poco colores planos en telas de pequeñas dimensiones.

El patrón que se distingue en Picasso, como exponente del cubismo, es irregular al igual que el ritmo de composición de formas muy variadas. Se puede ver un alto contraste en la luminosidad y en una asimetría que se equilibra de forma muy tensa.

Estas obras de Picasso pone en valor la exploración de un artista con la pintura española, en específico con Velázquez y propone distintas lecturas con sus numerosas interpretaciones. Es muy interesante analizar las rupturas y continuidades del artista con el pasado y además estudiar un motivo que perdura durante mucho tiempo en la historia. “Las meninas” no dialogan únicamente con Velázquez y con Picasso sino con toda la historia del arte con sus numerosas interpretaciones de artistas y espectadores posteriores en un contexto nuevo. Cómo el readymade de Duchamp, las parodias que se muestran en la serie Los simpsons o los collages que se pueden realizar un fin de semana a una postal de la Mona Lisa en El Molino Marconetti de la Ciudad de Santa Fe.